Conocerla y saber su vertiente práctica puede ser muy útil para conocer(te) y para saber mejorar tus habilidades sociales.
¡Te cuento!
Conocerla y saber su vertiente práctica puede ser muy útil para conocer(te) y para saber mejorar tus habilidades sociales.
¡Te cuento!
Si sueles leer este rincón, ya sabes que soy firme defensora del autocuidado, y dentro de este, los momentos para mimarnos, parar y descansar, sentir (olores, caricias…) y cuidar nuestras necesidades creo que deberían trabajarse muchísimo más en esta sociedad de prisas, metas y objetivos que nos tiene a veces un poco chiflados justo por esas prisas.
Por eso que una amiga me regale productos que huelen genial, tienen texturas gustosas y que invitan a cuidarme, me parece un detalle muy tierno. Hoy te enseño unos cuantos que me envió mi amiga Miss Potingues como regalo de Navidad, aunque venían acompañados de muchas otras cosas bonitas.
Vamos al lío.
¿Vives en contacto con tu esencia infantil? Mantener el espíritu de juego, ilusión y también conectar con tu ser en su versión más auténtica puede ser una fuente grande de equilibrio, autoconocimiento y felicidad.
A menudo vivimos una vida de prisas e imposiciones externas que nos van separando de nuestro yo más primero, más sencillo y verdadero.
Es por eso que, mantener viva tu niñez es importante y te puede interesar.
Te cuento.
¡Y lo entiendo! porque hubo una época (larga y no tan lejana) que yo también veía mi menstruación como “un coñazo” o “un asco”.
En estos últimos años mi relación con la sangre menstrual, mi útero y todo el ciclo ha cambiado tanto que ahora ME GUSTA menstruar. ¿Qué cómo he podido dar ese cambio?
Pero hay obras de no ficción que me resultan tan enriquecedoras, que tras leerlas me gusta hacerme mi pequeño “apunte” de textos y aportaciones para tener a mano y sobre todo, asimilar e incorporar a mi forma de ver y entender el mundo.
Como me parecen aportaciones muy enriquecedoras, las he querido compartir contigo en la sección que hoy inauguro.
Hace unas semanas me sentí muy orgullosa de que una lectora quisiera, a través de este humilde rincón, hablar de su experiencias sobre la pérdida gestacional para ayudar a otras mujeres, o personas cercanas a ellas, a afrontar esta durísima vivencia.
A raíz de ese post, Ana me contactó. Ella ha vivido en sus carnes la infertilidad, y como mujer, la presión social, el estigma sanitario y el coste psicológico de toda esta vivencia.