Sí, mea culpa: yo era de las que, a principios de año, me hacía mi "lista de propósitos de año nuevo" y me sentía pletórica compartiéndolos y muy enfocada casi siempre hacia cumplirlos.
Y ojo, no está mal tener metas: al contrario, las personas necesitamos objetivos para sentirnos en armonía. Pero una cosa es tener metas y otra es estar continuamente orientadas a la consecución de objetivos. Esto último es estresante, contraproducente y mata la creatividad.
Por eso yo, este año, te dejo mis "no propósitos".
¡Vamos al lío!