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miércoles, 28 de junio de 2023

Pasen y lean Vol. XXXIV, lecturas de Mayo y Junio 2023

Pasen y lean Vol. XXXIV, lecturas de Mayo y Junio 2023
Estas últimas lecturas han sido de descubrimiento, porque si bien en casi todos los casos conocía a los autores, no los había leído. La última autora que veremos sí que es nueva en mi biblioteca, pero ha llegado para quedarse.

¡Pasen y lean!




jueves, 12 de mayo de 2022

Un jueves, un relato: "El condominio"

Myriam, del blog "De amores y relaciones" nos propone esta semana escribir sobre una relación...bastante peculiar. Se trata de elaborar un relato alrededor de una comunidad de propietarios, también llamada condominio.

¡Vamos al lío!



jueves, 5 de mayo de 2022

Un jueves, un relato: Amapolas.

La iniciativa de esta semana nos la trae Tracy: nos ha propuesto crear un escrito con una flor como temática, la que queramos. Yo lo he tenido claro enseguida: a Lola (personaje de mi propuesta) y a mi, nos gusta la misma flor. La que da título a mi texto de hoy.

¡A ver si te gusta!




miércoles, 22 de diciembre de 2021

Porqué debes seguir LEYENDO CUENTOS aunque seas adult@

Porqué debes seguir LEYENDO CUENTOS aunque seas adult@
Si me conoces bien, sabes que me encantan los cuentos. De hecho, en mis vídeos de psicología siempre suelo incluir un cuento que refleje acerca del tema en cuestión que se trate e igual lo hago a veces en mis talleres con adolescentes. Es porque el cuento tiene un valor pedagógico muy claro, pero además, considero que tiene también mucho poder simbólico y social.

Por eso no entiendo por qué hemos llegado a pensar que el cuento es cosa de niños.
¡Vamos al lío!

sábado, 23 de enero de 2021

Pasen y lean, Vol. XXVIII: Lecturas con que empecé el año 💬

Pasen y lean, Vol. XXVIII
Vamos con una tanda de libros y lecturas. Acabé el 2020 muy poco lectora porque el mes de Diciembre fue de mucho trabajo y me pilló cansada, pero nada más comenzar las vacaciones he vuelto a pillar ritmillo y os traigo mi opinión sobre lo último leído.

¡Vamos al lío!


sábado, 3 de octubre de 2020

Pasen y lean XXV: Primeras lecturas de otoño 2020

He empezado el otoño con varias lecturas de índole variada y también que me han dejado sabor de boca diferente: muy buenas lecturas frente a obras que no recomiendo en absoluto. Os cuento ahora mismo a fondo cuáles son y por qué.

¡Vamos al lío!
Pasen y lean XXV


lunes, 14 de marzo de 2011

Hoy toca cuento...

...por problemas técnicos con el USB donde guardo los psicoposts!! Viva la informática, tan útil y que nos hace tan impotentes también (jajaj). Mañana estará solventado, pero mientras tanto ¿qué os parece llenar este espacio con un cuentro breve?

Este es de Augusto Monterroso y lo utilizo con los mayores cuando hablamos de multiculturalidad y prejucios. Espero que os guste...


EL ECLIPSE

Cuando Fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido acepto que ya nada podría salvarlos. La selva poderosa de Guatemala lo había opresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de Los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.

Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de si mismo.

Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intento algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.

Entonces floreció en el una idea que tuvo por digna de su talento y de si cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles.

Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo mas intimo, valerse de ese conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y espero confiado, no sin cierto desdén.

Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Hoy toca cuento...

¿Qué tal chicas? Estoy de curro que reviento!! Como ya os he comentado otras veces, los inicios de curso son terribles para mí, y bastante estresantes, porque no doy a basto en el hueco de la mañana en el centro (y siempre viene padres, niños o compañeros a preguntar dudas) y tengo que seguir currando por las tardes (con nenas, comidas, lavadoras por en medio).

A menudo me preguntáis cómo me da tiempo de todo. La respuesta es fácil: es una cuestión de ORGANIZACIÓN.  A menudo cocino una tarde entera y congelo para tener comida casera durante la semana, otras veces mis descansos son el blog y posteo entradas que programo. Por eso puedo "llevarlo pa'lante"; bueno, por eso y porque soy rapidilla, reconozcámoslo. Y porque las tareas de la casa y el cuidado de las nenas está totalmente compartidos con mi-manolo, claro. Si no, imposible.

Así que estos días, en que estoy con listas, horarios y papelitos varios, tengo que aparcar mis psico-post y demás cosas porque es imposible (y con todo el dolor de mi corazón porque los hago con toda mi ilusión y me llenan y re-llenan vuestros comentarios, jajaja). Sin embargo, como me gusta mucho leer y especialmente, me encantan los cuentos cortos, tengo una colección de ellos que alguna vez os he posteado. El que hoy os traigo, reflexiona precisamente sobre el estrés del mundo en que vivimos (a pesar de que soy una privilegiada por dónde vivo, en estrés rural existe jajaja).
Ahí queda eso:

En las islas Salomón, en el sur del Pacífico, algunos lugareños practican una forma única de talar árboles. Si un árbol es demasiado grande para ser talado con un hacha, los nativos lo hacen caer a gritos (no tengo a mano el artículo, pero juro que lo he leído.) Los leñadores con poderes especiales se suben a un árbol exactamente al amanecer y, de pronto, le gritan con todas la fuerza de sus pulmones. Lo harán durante treinta días. El árbol muere y se derrumba.- la teoría es que los gritos matan el espíritu del árbol,. Según los lugareños, da siempre resultado.
¡Ay, esos pobres inocentes ingenuos!¡Qué extraños y encantadores hábitos los de la jungla! Gritarles a los árboles ¡Vaya cosa! ¡Qué primitivo! Lástima que no tengan las ventajas de la tecnología moderna y de la mentalidad científica.
¿Y yo? Yo le grito a mi mujer. Y le grito al teléfono y a la segadora de césped. Y le grito a la televisión y al periódico y a mis hijos. Incluso se dice que he agitado el puño y le he gritado al cielo algunas veces.
El hombre de la puerta de al lado le grita mucho a su coche.- y este verano le oí gritarle a una escalera de tijera durante casi toda una tarde. Nosotros, la gente educada, urbana y moderna, le gritamos al tráfico y los árbitros, y a las facturas y a los bancos, y a las máquinas… sobre todo, a las máquinas. Las máquinas y los parientes se llevan la mayor parte de los gritos.
Yo no sé qué hay de bueno en ello. Las máquinas y las cosas siguen en su sitio, Ni siquiera darles patadas sirve a veces para nada. En cuanto s las personas, bueno, los isleños de Salomón pueden apuntar se un tanto. Gritarles a las cosas vivas puede hacer que muera el espíritu que hay en ellas. Los palos y las piedras pueden romper nuestros huesos, pero las palabras rompen nuestros corazones.

ROBERT FULGHUM

¿Qué os pareció?
Da que pensar, ¿verdad?
Un besazo!

lunes, 15 de febrero de 2010

LA CENICIENTA QUE NO QUERÍA COMER PERDICES...

Cuando leo cuentos a mi hija mayor o veo con ella películas Disney, se me encojen las tripas de pensar en los valores sexistas que se están transmitiendo en ellos, del imaginario que se nos graba a fuego lento a mujeres y hombres desde la infancia: caperucitas que necesitan de cazadores que las salven, sirenas que callan para siempre con tal de tener una oportunidad para amar, o princesas asiáticas que renuncian a su triunfo en el “ejército profesional” y vuelven a dejar crecer su melena para ser amas de casa.

Sin embargo, no podemos negar los cuentos (están en el colegio, en las películas, en los regalos... y les gustan tanto!), pero sí podemos ofrecer otros ejemplos que contrarresten esta mentalidad imperante durante siglos, de sumisión para nosotras y valentía forzosa para ellos, ofreciendo ejemplos diferentes.

El cuento que traigo es para niveles mayores, yo lo uso con mis alumnos más pequeños (12 años), que aún están muy mediatizados por Disney y compañía. Sin embargo, cuando lo he usado con adultas, que lo leen o escuchan con un ojo más crítico, también ha encantado.
Enhorabuena a sus autoras, y que lo disfrutéis y utilicéis:

“LA CENICIENTA QUE NO QUERÍA COMER PERDICES”
La cenicienta tenía tantas ganas de ir a la fiesta que al final lo consiguió. Pero se puso tan ansiosa que a la mañana siguiente NO se acordaba de nada. (Llegó a las 12, pero a las 12 del día siguiente).
Pero ahí estaban esos dos señores, con el zapato de cristal de tacón de palmo y de punta, esperando para que se lo probara.
Al principio no le cabía el pie, pero apretó y apretó hasta que le “cabió”  y metió la pata, ¡porque se tuvo que casar con un príncipe!
Al príncipe le encantaban las perdices, pero la cenicienta es vegetariana: no come carne, ni pescado ni lleva chupa de cuero. Aún así tenía que cocinar las perdices porque eran la comida preferida del príncipe.
Se las cocinaba a la plancha, al horno, rellenas, fritas…
-          ¡Estas están saladas! ¡Estas están crudas! ¡Estas están quemadas!

Gritaba el príncipe malhumorado, porque nunca cocinaba las perdices a su gusto, ¡qué disgusto!
Y lo peor: ¡tenía que ir subida en los zapatos de cristal, de tacón de palmo… y de punta! ¡qué vértigo!


Al principio intentó poner la espalda recta, pero se caía hacia atrás, así que se fue inclinando y por su espalda se le fueron deslizando todas las ideas e ilusiones.
Y la planta del pie chafada completamente. ¡Eso es horrible! ¡ En la planta del pie están reflejados todos nuestros órganos! ¿qué hacemos en occidente con todos los órganos chafados? ¡No, si es que aquí no se practica la ablación porque no saben ni dónde cortar!
La cenicienta cada vez se encontraba peor: enferma, deprimida, perdida.
Vecina moderna: “ No te quejes de los zapatos, mi príncipe es moderno y yo voy subida en unas plataformas de medio metro”
Amiga autóctona: “NO te quejes, a mi príncipe le encantan las vacas. Y necesito ocho micro-ondas para calentarle la cena”.
Una reina madre: “No te quejes. ¿dónde vas a estar mejor que con un príncipe?”
Colega republicano con perro: “¿pero tú no eres vegetariana y te gusta andar descalza?”
Así que cenicienta se confundió más con los comentarios de la gente, dejó de contarlo y se quedó sola. Sólo tenía a su príncipe “amado”, la espalda torcida, los pies chafados y el corazón destrozado.
Y un día, tuvo la suerte de verse a sí misma…Y le dio por reírse de sí misma, de lo inocente que había sido pensando que un príncipe la salvaría.
Después de años viviendo con uno, se dio cuenta de que los príncipes no te salvan… tampoco los camioneros, ni los discjockeys, ni las pasteleras… dejó de sentirse culpable, se perdonnó y se dio cuenta que la única capaz de salvarte…
ERES TÚ MISMA
Así que la cenicienta dijo BASTA y apareció la hada que era una basta (he de contaros que las hadas son gorditas, peludas y morenas, que están dentro de nosotras y salen cuando dices basta).
En cuanto la hada vio a la cenicienta, la abrazó, la estrujó y la cenicienta en el momento que se sintió recogida se puso a llorar. ¡Hacía tanto que no lloraba!
Primero empezó llorando por el príoncipe, por tantas perdices muertas y por los zapatos. Luego siguió llorando al recordar que su madrastra le maltrataba, que su padre le trataba peor y que sus hermanas casi se mueren por querer usar una 38 de Zara’s.

Lo lloró TODO TODO.
(Hasta lo que lloró en el hospital al nacer).
Lloró también dos vidas anteriores, por si acaso… (para no repetir karma)
Y se sintió mejor que nunca… ¡vacía! (con el miedo que le daba a ella quedarse vacía).
Ahora solo tenía que llenarse de cosas bonitas. Sabía que teniendo al hada basta al lado lo conseguiría.
En primer lugar, dejó al príncipe (a pesar de que cuesta mucho dejarlos, es tan difícil que a veces repites 2 o 3 príncipes más).
Luego dejó los zapatos y las perdices.
Y una vez sola, descubrió que quería disfrutar de su cuerpo que tan castigado había estado.
Descubrió la danza libre, que no es tan libre, pero te hace sentir libre. En esta danza da igual que calces un 42, peses 90 kilos, que midas 1’92 o tengas 80 años.
Y así fue como encontró en el camino de la transformación a otros seres:
A la ratita presumida, que ha empezado a engordar y ahora liga más…
La bella durmiente y blancanieves, que se están despertando (desintoxicándose del prozac).
La caperucita roja, que le había salido violento el cazador, debido a sus dioptrías emocionales, no le vio la escopeta.
Pinocho, que está harto de sus mentiras y sabe que necesita la verdad y el hombre de hojalata, que llorando encontró su corazón.
Una vez libres, pudieron realizar sus sueños, ayudándose entre sí. La cenicienta montó un restaurante/cabaret vegetariano llamado “me sobra armonía”, dónde además de comer no paraban de bailar.
Ahora están encantados de haberse conocido pero también muy enfadados por el papel que han tenido que representar en los cuentos durante siglos: niñas pasivas esperando que les pidan la mano y les quiten la vida”. SE ACABÓ, han empezado un cuento nuevo:
ÉRASE UNAS MUJERES QUE NO ESTABAN SOLAS Y UNAS PERDICES QUE VOLABAN FELICES…”
FIN

(Bueno, fin, fin… ya sabemos que los finales no existen, todo continua…
A cenicienta le va muy bien en el restaurante y ha contratado a un montón de colegas. Ahora abre también por las noches, con el nombre “Me falta armonía”.
La Ratita presumida ha conseguido llegar a una talla 42. Vive sola y feliz.
La Bella durmiente y Blancanieves han conseguido cambiar el prozac por otras yerbitas. Se han hecho muy, muy amigas.
Caperucita da talleres a mujeres maltratadas de “cómo superar la ceguera familiar”.
El hombre de hojalata está enseñando a llorar a hombres. Ha montado un grupo: “hombres que aúllan con los lobos”.
Pinocho sigue buscando la verdad: ha probado con el Gestalt, el Diafreo, las Constelaciones familiares, las flores de Bach…
La reina madre ha abdicado y se ha ido de cocinera al restaurante vegetariano. Insiste en que el jamón bueno no es carne. Su consorte ya casi no la ve, está encantado de tener tiempo libre.
El amigo republicano con perro, desde que ha salido en este cuento no ha parado de ligar.
Y la hada basta sigue apareciéndose cada vez que una mujer dice: BASTA.

MIRIAM CAMEROS SIERRA & NUNILA LÓPEZ SALAMERO.