Si a esto le unimos que muchas de las personas que leísteis el relato del jueves pasado me animásteis a continuarlo de nuevo, el domingo por la tarde (que es cuando me dedico a escribir estos relatos) puse mi imaginación a funcionar para tratar de aunar el reclamo “esclavitud” y cerrar ya un pongo la historia del catedrático y la limpiadora que cambian cuerpos.
A ver qué tal se me da.
¡Vamos al lío!