Si has vivido, como yo, los noventa con algo de “sentidiño”
ya – como decía mi abuela y me refiero a que ya tuvieras cierta edad, no tres
meses – recordarás el boom de los productos light. Mayonesa light, queso light,
coca-cola light…de repente, todo era light. Y la gente empezó a creer que por
ser “light” podrían atiborrarse. Hoy por hoy – aparte de que el tema está mucho
más regulado por la ley y para declarar un producto como “light”, debe cumplir
ciertos requisitos - parece que estamos
más concienciados con el tema. Tengo algunos productos bajos en calorías en mi
nevera, cierto es, pero en general, prefiero comer menos de un producto
calórico que me guste (como el chocolate) que comprar algo “light” que sabe
peor y es claramente menos saludable.
Pues a ese boom que os he contado me refiero con el título
de arriba: vivimos una auténtico boom de comida “healthy”. Pero ojito, que al
final todo se reduce a pasta y no es “healthy” todo lo que reluce.
¿Te quedas conmigo a reflexionar sobre esto?
¡Pues pasen y lean!