Cada vez que me llega una cajita de Mareas sé que voy a
sentirme como una niña la noche de navidad: además de venir llenas de potis y
cariño, suele acertar muchísimo con los tonos de todo lo que me envía y lo
aliña con numerosas muestras de cosas que “necesito” probar, en palabras
literales. Y yo, que nunca dudo de su criterio ni se me ocurre, encantada.
Os enseño y cuento hoy sobre nuestro último “poti-camelleo”.