Ya sabéis que, aparte de los psicoposts y los post de cosmética, me gusta mucho compartir con vosotras mis humildes vivencias.
Que no son especiales más que para mi gente y para mí, pero sí entrañables y como vuestros comentarios son siempre tan hermosos, me gusta compartiros estos ratitos.
Entre esas vivencias están los momentos "de campo" que pasamos a menudo por la circunstancia de vivir en plena sierra...son fantásticos!!
A menudo salgo con las niñas y Manolo, con amigos o incluso yo sola con las nenas.
Disfrutamos de este maravilloso paisaje y su aire puro, hacemos un poco de vida activa y mis hijas se crían en pleno campo, lo cual es fantástico y lo noto mucho cuando estamos en la ciudad.
Hoy os dejo una escapada de principios de otoño, cuando los bosquecillos y caminos están más bonitos y cargados de regalos de la naturaleza...
Marina, Irene y la que escribe fuimos sin prisa, con calma, disfrutando de los detalles que el otoño ha puesto en la naturaleza...
Marina, Irene y la que escribe fuimos sin prisa, con calma, disfrutando de los detalles que el otoño ha puesto en la naturaleza...
Si la ampliáis, veréis la magnifica telaraña que había en una de las
zarzas de nuestro paseo
Irene aprendió una palabra nueva:
"Mem-milloooo"
Aunque era ya mediodía, aún había gotitas de rocío
en los arbustos...
...y el verde, el dorado y el rojo creaban juegos de luz
y color otoñales preciosos.
De vuelta a casa, nuestros "premios":
un puñaíto de moras silvestres y unos membrillos.
Las moras no eran tan pocas: De cada 5 que cogíamos Marina se comió 4 antes
de echarlas a la bolsa jajaja
¿Y vosotras, os dais paseos campestres en vuestro entorno?
¡¡Besos!!