Me ha encantado la creatividad de Mujer de negro para encomendarnos el relato de esta semana. Consistía en ir a nuestra galería de fotos, contar tres, y coger la tercera foto para crear nuestra aportación.
Ha sido muy fácil, porque la foto que ves a la derecha (como otra que añado para acompañar la historia) es de una anécdota verídica que nos sucedió el pasado fin de semana.
Encontró a la gata callejera recién parida, con cuatro cachorros, en uno de los parterres de su jardín. Le puso agua y comida, y al volver a buscarla, tras la siesta, ya la gata se había marchado, llevándose consigo su camada.
Tres semanas después volvió a ver
dos de los cachorros en la misma zona de su jardín. Eran adorables. Uno negro
noche, como su mamá y el otro, gris ceniza muy claro, casi blanco. Tenían los
ojos llenos de legañas (casi cerrados, el gatito negro), así que se los
limpiaron con agua, manzanilla y mucha paciencia. Supusieron que los otros dos
habían muerto.
Por la mañana, a veces salían a
jugar por el jardín, se movían con la cadencia errática de los bebés muy
pequeños y llenaban de ternura a la familia.
La madre iba y venía. Ella y su
hija pequeña supusieron que vendría a amamantar a los bebés y le ponían agua y
comida.
Una mañana, al mirar, solo
quedaba uno de los cachorros, el claro.
-
Igual la madre ha abandonado a este – dijo la
niña - ¡Tendremos que adoptarlo!
-
Esperemos – dijo el padre, prudente -. Seguro
que pronto viene a por él.
Pasaban las horas y la madre no
volvía. La familia tenía que marchar.
-
¡Vamos a llevarlo con nosotros! – dijo la niña -
¡Está claro que su madre no viene!
La familia llevaba ya varios
kilómetros alejándose de la casa, cuando la madre habló:
-
Démonos la vuelta. No soporto la idea de que la
madre no vuelva. Si ese bebé se queda solo hasta que regresemos a la casa, lo
encontraremos muerto. Si aún está cuando vayamos ahora, será que habrá que
adoptarlo.
Pero al volver a la casa, el gatito
ya no estaba allí. La madre había esperado a que la familia se marchara para
rescatarlo.
Esto causó gran disgusto a la niña,
que ya se había hecho ilusiones. Pero la madre y el padre sintieron mucha paz:
el destino del cachorro era estar con su mamá.

Me ha parecido ver un lindo gatito, mejor dicho, dos gatitos. Bonito relato con final feliz.
ResponderEliminarBesos.
perdon Cocinera por usar tu comentario. Por algun error no existe la posibilidad de hacerlo La respuesta es para Noelia y su entrada: El lazo que une a una madre (mamifera sobre todo) con sus crias es tan fuerte que sólo la muerte le rompe Un abrazo
EliminarQue linda historia , raro sería que la madre gata no regresará a por su lindo gatito, son madres feroces cuidando de sus crías , como debe ser. Muy linda Noelia con ese pequeñajo precioso. Un besazo.
ResponderEliminarAmiga, te había comentado, será que se fue a spam?
ResponderEliminarNo sé, pero te comento igual no pasa nada si repito. Lo que me gusta es que hayan tenido la atención de limpiar sus ojitos, los gatitos de calle tienen ese problema y puede causar ceguera, es, me habla de un corazón enorme y de una familia muy especial, cierto que debe estar con su madre, oh, pero hubiese estado mucho mejor con ustedes, siendo parte de su familia.
EliminarUna anécdota preciosa, me ha movido el corazón, gracias, amiga, por sumarte a esta curiosa dinámica, ha sido un placer contar con tu participación.
Un abrazo
P.D. Una disculpa, porque aunque nada tengo que ver, el que incluya mi nombre me hace sentir responsable que te lleguen personas a ensuciar tu hermoso espacio, lo siento en serio. Otro abrazo
Y eso que dicen que las gatas si sienten el olor de las personas en sus cachorros, los abandonan! Linda historia para una bella foto. Un abrazo
ResponderEliminarPues si, como alguien a escrito, seguramente el destino del gatito estaba más claro con la familía visto lo que ha ido pasando con sus hermanos. Besos.
ResponderEliminarUna historia preciosa.
ResponderEliminarBesos.
La historia cierta o inventada es preciosa, nos envuelves y casi colaboramos en la atención al gatito. Lo dicho precioso y tierno. un abrazo
ResponderEliminarVaya mal rato debia pasar la madre en el camino de vuelta, hasta wue decidió que volvieran. Y la hija , mal reto antes y después, pero seguro wue ese día aprendió mucho.
ResponderEliminarBesoss Noe
De los animaletes podemos aprender tanto! Una historia muy bonita, y si es real, aún más! Saludos!
ResponderEliminar¡Qué historia tan tierna! Algunas mamás gatunas son increíbles. Besos
ResponderEliminarQue bien.... eso da esperanzas de que el mundo animal, puede ser mejor que el de nosotros, mas animales que los mismos animales.
ResponderEliminarAyyyy, que bonita historia viviste, Noe!
ResponderEliminarme encantan los gatos, los adoro, son mi vida!
te dejo un beso grande y diria otro para ese bebito, pero ya se lo llevo su madre.
Una historia muy tierna.
ResponderEliminarY muy bien escrita.
Besos.
Me toca la patata el tema, ya sabes. Me alegro de que la gata regresara a por ellos. Ojalá tengan suerte y se encuentren siempre personas bondadosas en su camino que los cuiden y les procuren un lugar seguro. Un abrazo!
ResponderEliminar¡Ay, qué bonita historia basada en hechos reales! Lo importante es que los gatitos estuvieran bien.
ResponderEliminarUn besazo, Noelia
Una ternura de relato y a pesar de que no soy muy de gatos, al leerte me han dado ganas de adoptarlo
ResponderEliminarNe da a mi que los gatitos saben donde volver cuando necesiten algo, saben que han encontrado a una gran familia. Saludos!
ResponderEliminarUna historia entrañable.
ResponderEliminarBesis