Inspirada por el otoño y su carácter relacionado con el final del verano, Molí del Canyer nos propone este jueves, escribir con el concepto "Envejecer". Te dejo por aquí mi aportación.
Carla pasaba la mano por los
cantos de aquel buró que tenía más de un siglo de historia. Había sido primero
de tu bisabuelo, que comerció con Norteamérica y en aquel mueble pasaba largas
horas llevando la contabilidad de su empresa. Años más tarde, su abuela lo usaría
para escribir y leer apasionadas cartas de amor a su futuro esposo, destinado
en el sur.
Su propia madre había estudiado
en él todos los meses de la carrera y la oposición hasta que consiguió su plaza
como doctora en el ejército. Y ella…ella, desde que apenas llegaba con su
barbilla al escritorio, había dibujado, dibujado y dibujado….y ahora era una
ilustradora de cierto renombre.
Mientras pensaba todo esto,
acariciaba distraída el mueble. Su cálido color caoba, su superficie encerada y
su tacto, recio pero suave a un tiempo, le transmitían paz. “Qué maravilla
envejecer así” – pensó. Era su cincuenta cumpleaños y, desde hacía varios días
se encontraba algo revuelta con respecto a temas que afectaban a su edad y a su
identidad.
Las expectativas de la gente, la
presión social, la publicidad…era feo envejecer en esta sociedad como persona…mucho
más fácil hacerlo como vino, una tarde de otoño…o como mueble.
Así que se sentó delante del
folio en blanco, y se propuso plasmarlo en una de sus viñetas.
Un relato precioso. Ciertas cosas cuando envejecen se convierten en vintage y adquieren más valor pero ay de las personas ( y sobre todo las mujeres) cuando pasan de los cincuenta. Aunque creo que ahora ya no es como antes.
ResponderEliminarBesos
De nuevo aparece la presión social. Una persona es vieja por edad, pero un vino se valora más y luego nos lo creemos y no disfrutamos de la vida. Buen relato.
ResponderEliminarBesos.
Me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarUna crítica con mucha clase al trato que reciben las personas mayores en estos tiempos.
Aplauso.
Que bonito lo has dicho, es cierto que envejecer es feo en una sociedad en la que priva lo bonito, la gente guapa, las casa elegantes, las vacaciones paradisiacas. Envejecer con independencia y autoridad sobre uno mismo eso es lo que importa. Abrazos
ResponderEliminarSe te da super bien escribir, me encanta!
ResponderEliminarUn texto con una elegancia abismal , me encanto Noelia. Gracias por compartirlo . Un fuerte abrazo y un genial resto de semana.
ResponderEliminarBonito texto. Me encantaría saber qué dibujó. Besos!
ResponderEliminarEs verdad parece está feo envejecer. Y no tiene por qué ser así. También la arruga es bella como el alma o como el buen vino.
ResponderEliminarEse dibujo tiene que estar precioso. Como tu texto. Me ha encantado.
Besos.
Qué bonito relato, yo también tengo ganas de saber qué dibujó!
ResponderEliminarUn beso!
Me encanto Noelia.
ResponderEliminarGracias por compartirlo....¿Que dibujó? Jajaja
Besitos
Preciosa y delicada forma de contar el tema propuesto en esta semana. Envejecer con dignidad es la mejor forma de enseñar al que no sabe y dejar que vean los que no quieren ver. Con suerte todos llegamos a esa etapa.
ResponderEliminarUn abrazo Noelia.
Me enternecido esa forma de enfrentar el paso del tiempo, recordando a nuestros antecesores a través de las cosas que tocaron y aún compartimos. Muy emotivo. Un abrazo
ResponderEliminarMuy bonito el relato
ResponderEliminarUn beso
Hola Noelia, que hermosa historia en torno a ese buro, el tiempo pasa para los muebles tambien, y con ellos muchas generaciones.
ResponderEliminarAntes se los respetaba mas a los mayores y se pedia consejos por su sabiduria, hoy las cosas cambiaron, es triste.
Un beso Noelia.
Una sociedad donde la edad te degrada a diferencia de ciertas cosas. Lo has sabido plasmar de forma real, un relato que deja un regusto agridulce pero muy bueno. Gracias por participar, besos.
ResponderEliminarTenemos que quitarnos de encima la idea errónea de que envejecer no es bonito.
ResponderEliminarBesos.
La vida hay que dejarla pasar... sin rodeos, sin complejos, los años tienen un toque especial.
ResponderEliminarTal cual. Hay que hacer al Tiempo aliado de uno. De eso se trata...
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
es verdad, hay muebles que cuentan historias. la mesa sobre la cual está mi ordenador portátil, ha sido mi mesa de estudio desde 2ºbup, hace casi tres décadas. ya no digamos cuando son muebles que se heredan. los burós me encantan, también tenemos alguno en casa. quiero pensar que aún se siguen fabricando...
ResponderEliminarbesos, noelia!!
¡Que bonito ver el paso del tiempo a través de una pertenencia familiar, en este caso de un mueble! El día que aprendamos a valorar la vejez como se merece, disfrutaremos más de la oportunidad de tener una larga vida. Saludos!
ResponderEliminarQue agradable texto, Noe!
ResponderEliminarseria lindo, muy hermoso envejecer como el otoño!
te mando un besito
¡Me encanta!
ResponderEliminarMe has recordado que hace años yo también hice un relato sibre un buró, siempre ha sido mi mueble favorito.
Enhorabuena por el texto y feliz finde.
Me ha encantado la naturalidad de tu relato, un saludo.
ResponderEliminarEl tiempo pasa para todos inexorablemente.
ResponderEliminarMe gustó mucho.
guardo como oro en paño un modesto regalo de la boda de mi abuela. Procedo de familia humilde que con las diferentes generaciones hemos ido prosperando. Igualmente me hice depositario de documentación familiar, Dos manuscritos que narra las condecoraciones que un tatarabuleo consiguió en las guerras Carlistas. Ellos, esos objetos pasarán a la siguiente generación a su debido tiempo, como tu escritorio son testigos de la familia Un abrazo
ResponderEliminarEso es porque nosotros nos volvemos viejos, que ya empieza a ser despectivo.
ResponderEliminarLas cosas son antiguas, añejas... ves qué palabras mas bonitas?
En definitiva, porque gusrdan su funcionslidad, o incluso la mejoran, y nosotros, no
Abrazoo
Con lo sano que es envejecer con salud, con aptitud....y disfrutando de la vida! Saludos guapi!
ResponderEliminarMe encanta. Un besote
ResponderEliminar