Moli del Canyer nos reta a que escribamos sobre el mes que recién se estrena. Así que me senté y me dejé llevar de la mano de Carmela, a ver cómo vive ella este mes ;)
Carmela se subió el cuello del rebecón con ímpetu: al final iba a ser verdad que tardío, pero por fin había entrado el fresco. Acababa de empezar a amanecer y la calle olía a lluvia: esa noche debió haber caído una buena mojá pero ella caía tan rendida en la cama, que ya podrían llover piedras del cielo, que nunca se enteraba de nada.
Caminaba a paso rápido porque aún
no había sacado las medias, y el frescor que se colaba por su falda a media
pierna no era agradable que digamos. Iba pensando que, en cuanto dejase
levantada a Doña Pilar, y tras darle el desayuno, le tocaba bajar rápida a la
farmacia porque a la anciana no le quedaban pastillas de las que tomaba para la
tensión (y las de la diabetes, y los antidepresivos, y la del corazón…la pobre
señora era un botiquín con patas). Esta semana ya sabía Carmela que Doña Pilar estaría rarilla porque siempre que se acercaba el Día de los Muertos, la pobre tenía el ánimo tan nublado como el cielo.
Luego de organizarle el
pastillero, le tocaba salir pitando a la parada de bus porque el otro abuelo al
que cuidaba, Don Marcelo, vivía en un barrio casi a las afueras de la ciudad y
era imposible llegar a tiempo si caminaba. En este razonamiento estaba cuando
se dio cuenta que igual no le quedaba bonobús. “¡Ay, qué cabecica!” - se reconvino
mientras revolvía dentro de su bolsón, comprobando que su temor era cierto.
Tras almorzar el bocadillo que
también llevaba (el frufrú del papel de albal al revolver le recordó que hoy se
lo había preparado de filetes de lomo con su pimientito frito y todo y eso la
hizo sonreír) y corriendo a la guardería, que terminaba con la hora de comedor
y a ella le tocaba limpiarla de cabo a rabo.
Y a la salida, ¡ya de noche! …esto
del cambio de hora era una mala idea y nadie le metía mano. Frío, prisas,
cansancio y oscuridad…se diría que Noviembre era un mes desapacible como la
mañana de hoy y sin embargo, Carmela se sonreía con la calidez de una
primavera: la que llevaba en su pecho, desde que su vecina Inés se atrevió a
besarla antes de anoche.
Carmela será feliz, de momento ilusionada, cuentas muy bien la historia y se hace muy amena. Un abrazo
ResponderEliminarTodo lo vence el amor. Lástima que sea tan frágil y poco duradero.
ResponderEliminarA mí particularmente me gustan los relatos más concentrados. Es una opinión personal sin mayor valor. Perdona mi sinceridad, procuro no comentar para no herir sensibilidades.
Besos.
Cualquier momento emocionante que guardamos en nuestro interior puede cambiar un día gris a uno luminoso. Bonito relato.
ResponderEliminarBesos.
Bonito relato. A veces son pequeños detalles los que nos hacen el día, y la vida. Besos!
ResponderEliminarEs un buen relato, el encanto de los detallitos nos reportan gratificaciones.
ResponderEliminar¡Feliz Tosantos, paisana!Un beso.
Una historia que relatas de una mujer trabajadora que no para de un lugar a otro , pero ella tiene un secreto y que por una vez se siente feliz ante ese beso que la descubre un amor . Y esta es la ilusión de su día a día.
ResponderEliminarMe gustó es la vida misma.
Un beso, Noelia.
Me ha encantado. ¡Qué final Me gustó mucho compartir esa jornada laboral con bocata rico incluido, y saber que su vecina le había regalado un beso.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Me gusta mucho como escribes Noe!!!
ResponderEliminarEl amor todo lo puede.
ResponderEliminarBesitos
Una historia muy entretenida Noelia, seguro que a Carmela le va todo bien. Un besico
ResponderEliminarun relato muy costumbrista, un día en la vida de una cuidadora de personas mayores. esas rutinas diarias, ir de un lugar a otro mientras van pensando en tus cosas, luego se recuerdan con nostalgia.
ResponderEliminarqué bonita la foto!! vives en un lugar muy inspirador.
besos!
Hola Noelia,
ResponderEliminarUn relato que refleja el estrés de la protagonista yendo de un trabajo a otro.
Como ella, yo tampoco llevo nada bien el cambio horario. ¡Las noches son eternas!
Feliz jueves de relatos :-)
Bonito relato
ResponderEliminarHola, wapa! Muy bonito lo que relatas y como escribes. Los pequeños detalles con los que llenan el alma y la de los demás y muchas veces los pasamos por alto.
ResponderEliminar¡Un abrazo gigante!
Bella historia, fluye, muy bien escrita. Me encantó.
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
Feliz Noviembre Noe! por aqui con frio, viento y lluvia pero voy a lo que vengo, muy linda historia, la calidez de Carmela me invita a reflexionar sobre como la belleza y la alegria pueden florecer aun en medio de la rutina y la monotonia de la vida diaria. Es un cuento encantador, ella vive su propia primavera interior!
ResponderEliminarBesos.
Un texto que atrapa, pobre mujer, qué trabajadora. Pero en su corazón llevaba la primavera, como bien dices. Y es que nunca se sabe cuándo está por llegar, con independencia del calendario.
ResponderEliminarMuy buen texto. Un abrazo
Una sensación de dicha queda en mi mente al leer tu último párrafo. Un final esperanzador que acaba con cualquier día gris por complicado que sea.
ResponderEliminarEnhorabuena. Yo participo en el reto con este:
https://marcosplanet.blog/un-noviembre-diferente/
Espero que te guste.
Saludos.
Un relato muy inspirador, además el principio me ha recordado a anoche, que estuvo lloviendo y por la mañana olía a tierra mojada. Un beso 😘
ResponderEliminarNoelia me parece que de filio podria seguirte leyendo. Es un buen ejercicio esos retos y ademas entretenidos. Gracias por compartinos :)
ResponderEliminarHola Noelia, una bonita historia. Te quedas con ganas de más. Un abrazo
ResponderEliminarQue bonito!! Me gusta tu manera de escribir!! Buen día!!
ResponderEliminarHola Noe:
ResponderEliminarPrecioso relato. La rutina y esfuerzo de una mujer que todo lo supera porque tiene una fuerte ilusión.
Es la vida misma.
¡Me encantó! Sin duda el amor todo lo puede
Abrazo
Sólo el corazón logra deshielar el mal clima que la rutina nos provoca, cualquiera sea el mes que corra. Un abrazo
ResponderEliminarHola, en la rutina diaria de Carmela, aparentemente fría y anodina, se cuela de repente un beso y la ilusión prende en su pecho, da igual el mes, está enamorada. Muy bonito.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Bonito relato de las pequeñas y grandes cosas de nuestro día a día. Aunque noviembre nos acorte los dias y el otoño lluvioso nos traiga cierta melancolia, siempre hay personas que nos despiertan esos sentimientos, como si siempre fuera primavera! Un abrazote!
ResponderEliminarRefleja la ilusión incluso dentro de esta rutina diaria que a todos los atrapa. Un abrazo!
ResponderEliminar¡Ay qué bonito! Me ha encantado, qué bien llevado y cuanta realidad en cada línea. Y ya, ese final... ¡me ha encantado! Besos :D
ResponderEliminar¡Hola, Noelia! Me ha gustado mucho tu relato. Mientras lo leía, sentía el agobio de Carmela por tener que ir de un lado para otro a trabajar *.* Me encantaron los detallicos como la mojá y el bocadillo, y el final es adorable.
ResponderEliminarUn besazo
El amor convierte la realidad por muy dura y estresante que sea en un bálsamo que equilibra el cuerpo y el alma.
ResponderEliminarUn besazo.
Es una excelente actitud de Carmela, tener en su pecho la primavera para atravesar el otoño e invierno, y se merece por supuesto que el amor.
ResponderEliminarUn abrazo Juevero,
Escribes marcando la cotidianeidad de Carmela con una ternura preciosa. Me has llevado a recordar el tiempo en que yo también cuidaba ancianos. Muy buen relato, gracias por sumarte, besos.
ResponderEliminarCon cuanto carga Carmela. Me pregunté como llegaba a sonreír. Lo que se contestó, al ser besada por su vecina Inés. Tal vez sea el comienzo de un amor.
ResponderEliminarBesos.
Precioso relato
ResponderEliminarEsa jornada tan rutinaria de una mujer trabajadora, la has sabido captar de una forma tan amena, que me ha encantado. Gracias.
ResponderEliminarPoco tiempo le queda para el amor, y c9n la intensidad de los inicios, aun le parecerá más corto, pero le dará fuerzas para todo oo demás, y más wue venga.
ResponderEliminarabrszoo