Hace unas semanas estaba haciendo con mis alumnos y alumnas un taller de gestión de las emociones durante esta pandemia y salió el concepto de AGRADECER. Ellos me dijeron que se sentían agradecidos de poder estar en clases presenciales en lugar de aprender en casa. Porque sí, a los adolescentes no les gusta hacer deberes, pero les encanta convivir, los momentos en que nos reímos, los pequeños secretos y todo eso que hace la vida más bonita y especial aunque sean detalles aparentemente sin importancia.
Sobre eso quería reflexionar hoy con quienes me leéis.