Myriam, del blog "De amores y relaciones" nos propone esta semana escribir sobre una relación...bastante peculiar. Se trata de elaborar un relato alrededor de una comunidad de propietarios, también llamada condominio.
¡Vamos al lío!
El condominio.
Carolina miraba la pantalla de su
portátil: el cursor parpadeando sobre el folio en blanco. Delante de ella, una
taza de café en la que solo quedaba un poso y la mancha de su pintalabios, iba
dejando una sombra cada vez más alargada sobre la mesa.
Buscó en Google para inspirarse: “El condominio, también conocido como
copropiedad o comunidad de propietarios, es aquella situación en la que varias personas,
sean físicas o jurídicas, son propietarios, de manera conjunta, de un
determinado bien”.
- ¡Menudo coñazo! – dijo para sí, soplando hacia la izquierda su flequillo.
Le habían encargado que escribiera un relato titulado así, pero nada, que no
había manera. No se le ocurría nada sobre una comunidad de vecinos que tuviera
el mínimo de chispa para ser leído en parte, sospechaba, por su propia
experiencia nefasta con este invento moderno.
Gente liderando un cargo que no querían, tomando decisiones que no
gustaban a casi nadie, deseando que se termine su periodo de presidencia para
luego cederla a otra persona que tampoco querría, a la que criticaría
furiosamente…
- ¡Menudo engañabobos! – volvió a mascullar, resoplando ahora pelo en
dirección contraria.
Recordó su infancia, en el bloque de su abuela. Todo el día los chiquillos jugando en el patio: una patulea de críos, de todos los pisos, en una pandilla variopinta pero bien organizada. Los grandes protegían y cuidaban a los más chicos, mientras los padres y madres faenaban.
El padre de Carlos
ayudaba a Don Gonzalo – algo chocho y viudo – a rellenar sus papeles y lo
acompañaba al médico. Lucía, la costurera del entresuelo, hacía cortinas
preciosas con retales de cuatro duros para todo el patinillo. ¡Y qué recuerdos,
las empanadillas de Marimar! Las llevaban en fiambreras (antes nadie sabía qué
es eso de un “tuper”) a la playa y allí, después del primer baño, caían una
detrás de otra. ¡Sabían a gloria!
Ahí no había “Ni condominio, ni condominia” (le parecía oír la voz de
Doña Flora, la abuela de su amiga, mientras les preparaba a ambas sendos
bocatas de leche condensada) pero sí había comunidad.
Ahí le duele, ¿Qué puñetas es eso de condominio?
ResponderEliminarSaludos
En la entradilla lo he puesto, Emilio!
EliminarLas comunidades de vecinos darían para muchos relatos y algunos no tan divertidos como los de la serie "La que se avecina". Eso sí, ahora la gente es más individualista que antes.
ResponderEliminarBesos.
La vida de hoy en día es más fría.
ResponderEliminarEn mi infancia no lo era tanto.
Los vecinos se conocían más... no sé... me gustaba más lo de antes.
A veces pienso que en vez de avanzar, retrocedemos.
Besos.
películas y series.. porqué sera...
ResponderEliminarLas reuniones de vecinos son aburridas, pero visto así la cosa se pone interesante. Un abrazo
ResponderEliminarLas comunidades de antaño nada tiene que ver con las de ahora , me has hecho recordar esas corralas donde las puertas de las casas se quedaban abiertas todo el día y jamas ocurría ningún agravio . La vecindad era una familia en si . Muy bueno Noeiia . Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarMe han encantado lo de ni condominio ni condominia,muy propio. Besos!
ResponderEliminarRecuerdo esas comunidades en las que todos se ayudaban. La verdad es que era bonito ver la confianza que había. Ser vecinos equivalía a poder confiar en esa persona. Besos :D
ResponderEliminarBuen relato
ResponderEliminarUn beso
Yo siempre he vivido en piso y la relación de los vecinos de antes no es como la de ahora. Con sus cosas buenas y sus cosas malas. Tu relato me ha gustado mucho porque me ha traído bonitos recuerdos de la infancia. ¡Besos mil!
ResponderEliminarComunidad, seguro una palabra con más sentimiento que condominio ☺️. Un abrazo
ResponderEliminarech living with neigbourhood is sometimes difficult
ResponderEliminarTu relato, Noelia, me supo a gloria de antaño. Muchas, pero muchas gracias por haberte sumado a mi convocatoria. Beso enorme.
ResponderEliminarAhora todo es diferente...también las comunidades de vecinos.
ResponderEliminarCrecí en una calle en la que nos conocíamos todos...y se añora ese espíritu de comunidad.
Besitos
Ahora le buscamos nombres más "cultos" pero han perdido la esencia. Muy buen relato! Saludos!
ResponderEliminarBueno, la comunidad de vecinos de antaño era algo muy diferente a lo que se ve ahora, me gustaba lo anterior, la evolución que a través del tiempo he apreciado no me gusta nada.
ResponderEliminarTu relato me lleva a aquellos tiempos en que la sociedad no estaba tan degenerada como ahora, había buena convivencia y se practicaba el respeto. La solidaridad también existía, ha sido muy agradable leerte, Noelia...
La palabreja se las trae, cuando existía otra que todo el mundo la conocía, ya sé, todo evoluciona, es así.
A mi me gustaba las normas de antes...
Un abrazo.
Que condominio ni condominia! jajajaja me causo gracia la expresion, me recuerda a alguien muy querido de mi infancia; a mi abuela, precisamente. Tenia esas salidas, esos dichos.
ResponderEliminarBesos!
Ehhh...trampa!! 😜
ResponderEliminar"Comumidad" no es lo mismo que "comunidad de propietarios". Es como "grupo" y "grupo de salvajes", ademas literalmente. Gracias adios, asi hemos tenido un poco de pzz, y buenos recuerdos. Te aplaudo. Las abuelas matrisrcas, que ponian paz en las disputas infantiles
Besosss
Ole y ole tú y aquellas comunidades que todas iban a una.
ResponderEliminarMe alegro leer lo que has escrito sobre el Condominio.
¡¡¡SUERTE PARA ESTA TARDE!!!
Me ha gustado muchísimo. Y me he acordado de mi propia comunidad de cuando era cría.
ResponderEliminarPues yo me apunto a vivir en una de aquellas antiguas comunidades y bien lejos de un condominio. Me encanta tu relato, besos.
ResponderEliminar¿Cómo fue todo?
ResponderEliminarQue pases una buena noche.
Se pierden los comentarios. Te decía que hay reuniones que dan para una novela entera :-)
ResponderEliminarUn abrazo
¿Como sigues? espero y deseo que bien.
ResponderEliminarBesitos muchos.
¿Habrá alguna comunidad de propietarios tranquila y sin problemas?
ResponderEliminarBesos.
París no, patio. Maldito autocorrector.
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