La iniciativa de esta semana nos la trae Tracy: nos ha propuesto crear un escrito con una flor como temática, la que queramos. Yo lo he tenido claro enseguida: a Lola (personaje de mi propuesta) y a mi, nos gusta la misma flor. La que da título a mi texto de hoy.
¡A ver si te gusta!
Le había dicho que sus flores
favoritas eran las amapolas, pero claro, ¿en qué floristería iba a encontrar
esa especie tan frágil? Recordaba cuando niña cogerlas por las veredas de su
pueblo, a la vuelta del colegio, y antes de llegar a su casa, que apenas estaba
a diez minutos de la escuelita, ya las tenía mustias y ajadas, cabizbajas,
colgando más que luciendo en su puño cerrado.
A ella le gustaban más los
pensamientos: como los que su querida Lola le hacía tener, llenos de pasión y
deseo a veces y otras llenos de proyecto por una vida juntas. Ahora que le iba
a pedir que se casaran, daba vueltas mirando en Google qué flores eran mejores
para sorprenderla. En el salón había silencio: apenas el zumbido sordo del
ordenador y los golpes de ratón, que sonaban rítmicos mientras ella pasaba
imágenes.
¡Quién se lo iba a decir a ella
que siempre había sido tan pragmática, tan reservada, tan suya! Nunca habría
pensado que sería capaz de pedirle compromiso a nadie, y menos a su – desde hacía
años – compañera de trabajo y – desde hacía meses – de vida y aventuras.
Pasó a golpe de clic clásicas
rosas, sofisticadas orquídeas, sencillas margaritas.
Leyó un artículo llamado “Las diez flores más bonitas del mundo”, luego “Las siete flores más excéntricas” y luego…otro que ya, ni recordaba su nombre.
- La madre que me parió, que son las dos y cuarto! – farfulló para sí misma. Y mientras maldecía, porque Lola debía de estar a punto de volver del trabajo, le vino la idea.
Cogió las llaves del Ibiza – ese cascajo que cuidaba tan
poco y a cambio le regalaba la lealtad automovilística más absoluta -, recogió
a Lola sin desvelarle el plan y frente a aquel campito del pueblo, lleno de
trigales y amapolas, le propuso su deseo, mientras le prendía una en el pelo.
Que bonito tu relato y que bonito un campo de amapolas!!
ResponderEliminarEspero que la relación durara más que la amapola, es una flor muy bonita, pero demasiado efímera. Escribes muy bien.
ResponderEliminarBesos.
Pues quedó estupendo, pero qué pena que duren tan poquito.
ResponderEliminarPor las amapolas. Un abrazo
Muy bien resuelto. Feliz cumpleaños,amapola!! Un besazo!
ResponderEliminar¡¡¡¡Ay qué precioso!!!!
ResponderEliminarLos trigales salpicados de amapolas me traen muy buenos recuerdos, aunque nadie me ha pedido matrimonio en un sitio así.
Muy feliz jueves.
Qué preciosidad y cuánta verdad, pues así es. No se encuentras en floristerias y mira que son requetebonitas. Besos :D
ResponderEliminarPreciosa propuesta de matrimonio toda originalidad. A veces nos complicamos la vida cuando la sencillez es lo mas efectivo . Un besote y feliz día .
ResponderEliminarPrecisamente hoy compartía en mi Instagram una imagen con dos amapolas, son preciosas! Bonito relato, un abrazo 🤗.
ResponderEliminarQue bonita declaracion de amor, qué acertada y qué economica.
ResponderEliminarMe he liado un poco con los pensamientos florales y los mentales, pero una segunda lectura aclara todo
Besosss pintureraderojo
Un relato bonito
ResponderEliminarUn besito
Una flor sencilla que cubre los campos de un color rojo como es el del corazón. Campos y jardines donde florecen corazones.
ResponderEliminarGracias guapa.
Ante todo feliz cumple preciosa!! Y sin dudas esas amapolas son las más acertadas y con más significado que ninguna! Saludos
ResponderEliminarEs una flor bellísima pero efímera.
ResponderEliminarTu relato siempre evocador y en este caso también romántico.
Besitos
Precioso el relato, aunque te confieso lo mismo que a Campi, no entiendo nada de flores (me has hecho consultar internet a base de bien) Ahora bien, de coches si, y es cierto que el Seat Ibiza es fiable, te cansas de coche antes de que falle. Un abrazo.
ResponderEliminarFeliz cumpleaños preciosa mía!!!Te lo digo también por aquí 😘😘😘🎂
ResponderEliminarUn campo de amapolas es bonito de ver, pero cortas una flor y se acabó su belleza. ¡¡La madre que me pario, que tengo que ponerme a leer!!.
ResponderEliminarSaludos
Más que la flor, lo valioso ha sido el sentimiento. Un abrazo
ResponderEliminares verdad, en las floristerías nunca hay amapolas, son flores que no pueden estar fuera de su hábitat. sus pétalos son extremadamente finos.
ResponderEliminarhas mencionado un viejo seat ibiza. se supone que empezó a fabricarse en 1984, pero yo empecé a verlos en anuncios y por la calle hasta 1987, mínimo. y de pequeño me fijaba mucho en los coches...
por cierto, muchas felicidades por tu cumple!! :* te he mandado un mensaje en instagram. no soy yo muy de mensajes privados, pero era para poder adjuntarte una felicitación personalizada. :)
https://i.postimg.cc/rpS8GszY/felicitacion-noelia-c.jpg
yo *no* empecé a verlos hasta 1987, quería decir. ^_^
EliminarUna emotiva historia de amor en un escenario mágico como es un campo lleno de amapolas.
ResponderEliminarMe encantó y tú estás muy guapa con esa amapola en el pelo.
Muchas gracias por participar,
Un abrazo.
Ah, el amor y las flores, que pareja!
ResponderEliminarPaz
Isaac
Tengo la sensación de que cada vez hay menos amapolas ¿puede ser?
ResponderEliminarRecuerdo que en la ciudad en la que vivía de pequeña había muchas. Después ya cambiamos de ciudad y con los años, ya mayor, un día me dio por pensar que hacía mucho tiempo que no veía amapolas.
El texto me ha encantado.
Besos.
Me has llevado a los veranos en Frías , llenos de campos de amapolas escondidas entre el trigo, gracias por los recuerdos.
ResponderEliminarLas amapolas tienen un aspecto tan fragil y tan bello que enamoran.
Besos, guapa.
precioso relato escrito con el corazón. Si como todo en la vida, las flores más humildes pueden ser las más bonitas, luego están las otras, la flores " comerciales " Un abrazo
ResponderEliminarMuy bonito relato, me ha recordado que en el campo que rodeaba la casa de mi abuela también veía amapolas de pequeña...
ResponderEliminarBesis