El jueves pasado no tuve tiempo de actualizar con una entrada de reto de escritura. Pero mira por dónde el último reto era quincenal, así que aún llego a tiempo este jueves. El reclamo ha sido muy desafiante: teníamos que ver un vídeo que era una escena de la película "Esperando la carroza" y utilizar una frase que dice en ella ("qué miseria che, qué miseria... tres empanadas que sobraron de ayer, tres empanadas para dos personas") para hilar un relato. Te dejo el mío, a ver qué te parece.
Desayunos artesanos.
Cuando
Valentina lo vio en la discoteca, ni siquiera le prestó atención en un primer
momento. Sin embargo, cuando se le acercó y le habló con ese acento español
cantarín y esos ojos verdes con destellos amarillos…supo que esa noche no
volvería sola a casa.
Y
así fue, porque ni siquiera volvió a la suya: a la mañana siguiente, despertó en
su apartamento y aprovechó que estaba sola en la cama (sentía a Fernando
trastear en la cocina) para echar una visual por aquella estancia y hacerse una
(mejor) idea de su compinche de aventuras nocturnas.
El apartamento era luminoso y estaba amueblado con sencillez, pero con detalle: un tocadiscos en un rincón del salón, una alfombra bonita en el recibidor, libros de recetas en una estantería de la cocina y unas flores frescas en la encimera… ¡eso era de nota!
- ¿Quieres desayunar? - Le habló el desde la cocina, al sentir su presencia – Tengo 3 empanadas que sobraron de una cena que di anoche.
“Qué
miseria che, qué miseria... tres empanadas que sobraron de ayer, tres empanadas
para dos personas”… pensó ella. Pero fue prudente. Siempre se levantaba muy
hambrienta tras una noche de sexo…casi podía notar cómo su mal humor aumentaba
por segundos.
Al llegar a la cocina, por poco se le salen los ojos de las órbitas…aquello no tenía mucho que ver con su concepto mental de empanada: 3 lustrosas bandejas de horno, una masa parecida al pan, dorada y brillante y el relleno, ¡el relleno llevaba una bocha de ingredientes!...increíble: miraba el corte de la primera, y unos mejillones gordos y brillantes, de un vivo naranja, lucían entre el sofrito de la cebolla, transparente de puro fritito y el pimiento verde. En la segunda casi se le hace la boca agua al ver auténticas sardinas ENTERAS descansar sobre un lecho de tomatito que mojaba la base de la masa…casi podía sentir lo blandita que estaría al deshacerse en la boca. Y el tercero…¡ah, el tercero! Podía olerlo: bacalao con pimientos verdes, rojos y amarillos…un placer para el olfato, y para la vista.
- Pero…¿y esto? – balbuceó ella de pura sorpresa - ¿qué empanadas son estas, boludo
- Estas empanadas las hago, para que cuando me llamáis por acá gallego, lo hagáis con todo el conocimiento de causa.
“Esta
relación promete”, se dijo Valentina mientras cortaba con ahínco su primer
trozo de empanada.
Muy bien solucionada la propuesta y un relato estupendo. Abrazos
ResponderEliminarGracias, Ester. ¡Me alegro mucho!
EliminarTremendo, cada vez escribes mejor.
ResponderEliminarMil gracias, Rocío!
EliminarBesos.
Me encanta cómo escribes. Si yo me encuentro un gallego que hace empanadas así no me lo quita nadie ja ja ja ¡Besos mil!
ResponderEliminarJajaja mi querida abuela Lola las hacía así :)
EliminarUn abrazo.
Empanadas con mejillones...de plástico me dejas, chata. Not for me,pero original, desde luego.
ResponderEliminarMe ha gustado el giro.
Besos!
Tienes que ir a Galicia, te sorprendería lo que puede contener una empanada auténtica allí.
EliminarBesos.
He vivido en Galicia, y sé de lo que son capaces (si una gallega no es capaz de alimentarte, nadie puede), pero nunca he visto empanadas con mejillones, quizá porque a mí los mejillones me gustan con poca elaboración, y no siempre.
EliminarBesos!
que buenas las empanadas, no, no pasaría hambre la mujer sin duda, de ninguna clase ajaj.
ResponderEliminarBuen día, buen relato.
Jajajaja Ya te digo!
EliminarBesos.
No se va a quedar con hambre. Muy original el relato, guapa. Un besote
ResponderEliminarCasi que me da hambre a mi haberlo escrito! Jajaja
EliminarBesos.
Pues casi todos los jueves tienes por aquí uno.
ResponderEliminarBesos.
Oye pues que ricas las tres empanadas, tienen que estar muy buenas 🤗.
ResponderEliminarMe encanta cómo escribes.
Besos Noelia.
Muy bien hilado.
ResponderEliminarQué tres empanadas tan sabrosas!!!
¡¡Hooooola!
ResponderEliminarMuy bien hilado con la frase, si señora jajaj el tema de las empanadas se me ha hecho gracioso xD
¡besotes!
Me ha encantado, escribes muy bien. Siempre he admirado mucho a las personas capaces de escribir así. Un beso
ResponderEliminarMuy original el relato. Aquí hay empanadas para todos los gustos
ResponderEliminarBesos
Como siempre un relato muy entretenido, espero el del proximo jueves. Un beso
ResponderEliminari am also always hungry after romantic situations:)
ResponderEliminarHola! me gusto mucho el relato, me pareció muy original. Besos
ResponderEliminarHas integrado muy bien la frase dada,Noelia.
ResponderEliminarBesitos
Muy ingeniosa, Noelia. Me gusto y me hiciste sonreir; unas empanadas singulares, sin duda.
ResponderEliminarQue miseria, che, que miseria! si, pero una miseria... digna! jajajajaja XD
buenisima la ironia y la falta de empatia y desinteres absolutos.
Saludos!
Me ha encantado, como siempre. :-)
ResponderEliminarBesos
Me ha encantado y me hiciste sonreír con tu relato. Un abrazo
ResponderEliminarMenudas empanadas para desayunar!! Me ha gustado el relato, muy bien hilado. Saludos!
ResponderEliminarMe ha encantado, y a la vez me ha dado mucha hambre jejejeje. Me apunto a la empanada de bacalao! Un besazo preciosa!
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