Un jueves, un relato (XIII): "Apenas un minuto".

El reclamo de esta semana me ha dejado con ganas de escribir más de un relato. Nuestra amiga Neogéminis dejó varios títulos posibles, y me costó decidirme por uno pero finalmente, este que hace alusión a un brevísimo instante de tiempo, ha sido el que ha hecho volar mi imaginación.

¡Espero que te guste!

Apenas un minuto

8:43

La niña agarra la mano de su madre y camina dando saltitos, con ese paso despreocupado característico de los peques, cuando el día se abre ante ellos como una rosa que florece llena de posibilidades maravillosas. El rostro de la madre, más serio, tiene pese a todo un rictus de satisfacción: pisa segura sobre sus botas y camina erguida, quizá tenga un trabajo que le guste, pese a ser lunes.

El perro del mendigo que siempre se aposta bajo el portal 14 se relame con paciencia el lomo hasta donde le da. Despacio y sin prisa: al fin y al cabo, él y su dueño tienen todo el día por delante para estar allí. No se le ve sucio y delgado, parece como si su amo lo cuidase más que a sí mismo.

El camarero del bar repasa con la bayeta las mesas. Retira con primor el rocío de la mañana: enseguida llegarán las madres y padres que han dejado a los estudiantes en el colegio y tienen tiempo de un café rápido o un desayuno tranquilo, los que están parados.

La señora anciana del 8 sale, con su bastón y su paso titubeante: hoy va temprano a la compra porque de la otra mano tira un carrito que la sigue obediente. Al pasar por delante de la frutería, el tendero que está colocando con paciencia unos tomates de ensalada del tamaño de melones, la saluda con cariño. Mientras, su gato negro la observa bajar la calle desde la ventana. Y, entonces, el animal levanta la cabeza y lo mira.

8:44

Como siempre, puedes ver las participaciones de otros blogs en esta entrada del blog de Neogéminis. ¡Espero que te gusten tanto como a mi!

Gracias por seguir en este viaje. 

 ¡A vivir!