Siempre que leo en los comentarios que a alguien le gustaría que siguiera el hilo de los relatos, me hace mucha ilusión, porque eso deja manifiesto que gusta leerlos. Así que cuando vi como reclamo, en el reto de esta semana, la palabra “pasillo”…me pareció casi providencial.
No digo más nada y simplemente,
dejo aquí mi última ocurrencia ;)
Pasillo
No me lo podía creer. Que yo
misma, que conocía la facultad y sus pasillos, como la palma de mi mano, anduviera
escondiéndome como una adolescente por cada recodo…con el corazón a mil…me lo
dicen y no me lo creo.
Un corazón, por cierto, que no me
pertenecía: cuando choqué con aquel profesor, perdí el conocimiento y desperté
en su cuerpo, el propio cuerpo tenía tal impronta adquirida, que fui a dar
clase a segundo casi sin planteármelo.
¡Menuda clase di! Porque claro,
el cuerpo era suyo…pero los recuerdos se ve que no se habían venido con su
sustrato físico (por cierto, si os parece que mi vocabulario no es de limpiadora,
tenéis toda la razón).
Me estoy formando: llevo seis meses fingiendo ser un
señor catedrático. Y pienso seguir haciéndolo todo el tiempo que pueda. ¡Me
encanta mi nueva vida!
Me mima mi mujer, cuando llego a
casa por las tardes. Me miman mis nietos…oye, es que le estoy cogiendo el
gustillo hasta al brandy que me echo todas las tardes mientras preparo clases
para el día siguiente y acaricio a Max, mi gato persa.
¿Qué estoy siendo egoísta? Pues
bastante…pero ni os imagináis lo feliz que estoy haciendo a todo el mundo. Mi
mujer, encantada de que ya no sea un gruñón: me dice que se siente comprendida
y que le encanta conversar conmigo últimamente.
Mis nietos, locos porque los
llevo al parque y los consiento con alguna golosina. Las alumnas y los alumnos…¡ni
te cuento! Me dicen que mis clases son más amenas que nunca.
Así que, aunque a veces, cuando
atisbo a lo lejos del pasillo a la señora de la limpieza del ala derecha de la
facultad (con el tiempo justo para girar velozmente en otra dirección o meterme
en cualquier aula a disimular) o la veo pasar de espaldas con ese andar cansado
que la caracteriza…me siento un poquito mal. Pero me consuela pensar la alegría
que he traído a las personas que forman parte de la vida del Señor Catedrático.
Un choque fantástico.
ResponderEliminarNunca un accidente laboral tuvo tan buenas consecuencias.
Aunque me temo que el cuerpo de la limpiadora lo habita ahora un ser gruñón.
Besos.
Jajaja eso parece, Toro!
EliminarUn abrazo.
Me estoy aficionando a esto de los relatos, me encanta como escribes.
ResponderEliminarMuy bueno día!!, bueno con frío, pero buen día al fin y al cabo.
Bs.
¡Gracias! Qué alegría.
EliminarAquí también amaneció hoy muy frio.
Muy bien, en ese pasillo, un choque actuó como intercambiador de personalidades, muy interesante, me ha encantado
ResponderEliminarUn abrazo
¡Gracias! Me alegro mucho.
EliminarBesos.
Dos mundos opuestos que al unirse son casi perfectos, pero imagino que la limpiadora se ha quedado con los recuerdos del profesor, jejeje.
ResponderEliminarBesos.
¡Se puso a estudiar para poder encajar en su nueva vida! En el relato lo explica.
EliminarUn abrazo.
Me gustaría saber qué opina el catedrático de su vida de limpiadora, y si ha planeado ya cómo volver a su vida.
ResponderEliminarBesotes, guapa!
A ver qué se me ocurre y a ver de qué va el reclamo de la semana que viene.
EliminarAbrazos.
Me tienes totalmente enganchada a la historia!!!! Habrá otra entrega, no???.
ResponderEliminarDeseando leer la continuación!
Un besito guapa. Por cierto, soy Isa, que no se por què aparezco como unknown.
Sí! Me sales como Isa. Qué alegría verte por aquí.
EliminarUn abrazo ♥
Un planteamiento muy interesante que da para pensar sin duda un gran cambio que está disfrutando
ResponderEliminarYa te digo, ha mejorado.
EliminarBesitos.
Un relato interesante
ResponderEliminarBesos
¡Muchas gracias!
EliminarBesitos.
¡Me encanta!
ResponderEliminarQué bien que hayas continuado. Ahora toca saber qué piensa el catedrático/limpiadora.
Muy feliz día.
A ver si los hados son propicios y cuadra el reclamo del próximo jueves ♥
EliminarUn abrazo.
Me ha gustado mucho, un relato muy interesante.
ResponderEliminarBesos
Gracias, Espe. Me alegro.
EliminarMe ha gustado mucho!
ResponderEliminarBesos
Me alegro, Jani!
EliminarBesos.
Me ha encantado tu propuesta. Un beso y a vivir guapa
ResponderEliminarGracias, Vicensi!
EliminarUn abrazo.
¡Qué alegría de vivir me ha dado este relato! Ojalá todos tuviéramos una oportunidad así
ResponderEliminarMuchísimas gracias, me alegra mucho.
EliminarBesitos.
jajajajajjaja Noelia!! esas ocurrencias tuyas estaria buen que se den en la realidad de nuestra vida cotidiana, aunque sea unas horas, un intercambio con algunas personas, y luego regresar obvio a nuestras vidas. Me has dejado asombrada!!! Besosssss
ResponderEliminarJajaja la verdad es que podría ser muy divertido. Eso sí, volviendo luego, de lo contrario...¡qué miedo!
EliminarBesos.
Hola!! me encanta, no me lo esperaba para nada, esta claro que para ella el cambio fue bueno, estaría genial conocer la otra parte jeje. Besos
ResponderEliminarSí! A lo mejor nos sorprende, ¡nunca se sabe!
EliminarUn abrazo.
have a good healthy evening!
ResponderEliminarThanks, lovely!
EliminarMuy atinada forma de continuar la historia de la otra semana jeje. Un abrazo
ResponderEliminar¡Gracias! Tuve suerte con el reclamo, lo hizo muy sencillo.
EliminarBesitos.
Un tremendo choque que le ha venido que ni de perlas. Ahora ya no quiere cambiar ni en broma, al igual que las personas y gato que la rodea. Todos han salido ganando con el cambio, menos la limpiadora. O sí?. Bueno, eso es lo de menos. Yo creo que estaba mejor con su yo anterior.
ResponderEliminarUna muy buena continuación del anterior relato, repleto de imaginación, bien conducido y bien narrado con muy buen humor.
Un abrazo.
Ya te digo, jajaja Ha sido ventajoso, sí.
EliminarUn abrazo y muchísimas gracias por tus bonitas palabras.
Ya no querra volver a su ser anterior, este intercambio fue muy favorecedor para ella.
ResponderEliminarFelicidades por tu gran imaginacion y talento.
Abrazos *・῾ ᵎ⌇ ⁺◦ ✧.*
Claro! Ha salido ganando, jajaja
EliminarUn abrazo y mil gracias por tus palabras.
Hola, me gusta mucho tu relato, me gustó realmente. Te visito y te sigo. Gracias por invitarme a este blog.
ResponderEliminarAbrazo
A ti por venir, muchísimas gracias!
EliminarNoelia, muy bueno este cambio de identidad, se podría decir que el pasillo era como una puerta abierta a otra dimensión en la cual la transferencias de cuerpos era posible. Me gusto.
ResponderEliminarUn besote grande.
Pues mira, una explicación plausible.
EliminarUn abrazo y gracias.
Hola guapisima! Me ha encantado, con un relato tan cortito has montado una historia brutal, con sus giros y todo. Este nueva aporte a tu blog es todo un descubrimiento! Un besote!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Raquel. Fíjate que escribo desde siempre y lo que he tardado en arrancar,jajaja
EliminarBesitos.
Te tienes que lanzar ya a la piscina total jejeje. Ya tengo ganas de tu próximo relato!
EliminarEsto requiere de una segunda parte. Me gustaria saber como lo vive la limpiadora con cerebro de catedratico. Besos
ResponderEliminarUy, uy...ya serían tres!
EliminarA ver de qué trata la próxima convocatoria.
Besos.
Interesante y original, estos relatos son adictivos!! Saludos!
ResponderEliminar¡Gracias! Yo me lo paso genial escribiéndolos.
EliminarUn abrazo.
está genial!! has continuado el relato anterior, esta vez desde el punto de vista de la limpiadora que se ha introducido en el cuerpo del catedrático. ella aportará un nuevo enfoque más cercano, realista y humano a la enseñanza...
ResponderEliminarabrazos!
Sí! AL ver "Pasillo", me dije "esta es la mía"; jajajaja
EliminarA ver qué toca el próximo jueves.
Un abrazo.
Muy bueno Noelia, me ha encantado este cambio de personalidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas veces he pensado en esa posibilidad de reencarnarte en otra persona que te llegue a gustar más que la tuya. me fastidiaría porque la verdad es que estoy muy a gusto donde estoy.
ResponderEliminarInteresante relato-
Jejeje, me ha encantado
ResponderEliminar¡Anda, el lado opuesto, la otra versión del relato de la semana anterior! Es una estupenda idea y lo has narrado con alegría, con entusiasmo. Así lo he percibido, como ciertamente, la señora tuviera esa personalidad dicharachera y divertida, espontánea que, recuerdo con temor a equivocarme, que le faltaba al hombre.
ResponderEliminarTe felicito, Noelia.
Un beso enorme.
¡Me ha encantado! :-)
ResponderEliminarBesos
Llego un poco tarde pero finalmente comento *.*
ResponderEliminarMe encantan las historias de cambio de cuerpos; es una premisa tan sencilla pero que da taaaaanto juego.
Un besazo juevero
Pues me sonaba tanto...pero hasta que no he leído el comentario desagradable, no me he dado cuenta de que era él lado opuesto del de la semana pasada.
ResponderEliminarUn pasillo mágico que sirve hasta para cambiar de sexo.
Yo también hago a veces lo de adoptar un texto para cumplir dos retos, aunque tú has cambiado también el punto de vista.
Abrazo noelia
Parece que ha sabido ocupar el lugar del profesor. Y en su familia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ay, qué gracia, justo hace un momento he leído la primera parte de éste y te pedía más sin saber que lo habías enlazado aquí... pues sigo queriendo más jajaja
ResponderEliminarBesis